sábado, 9 de abril de 2011

Suena el timbre. Me asusto como de costumbre. Corazón encogido. ¿Quién será?
Ah, solo es mi hermano. Y de repende esa pregunta. ¿Sabes a quién he visto?
Pienso en él. Que no lo diga. Que no diga que le ha visto. No. Y de repente dice el nombre de mi mejor amigo. Menos mal. Le sonrío y me corresponde.
Después de este gesto me vuelvo a sumergir en mis pensamientos. De repente suena esa canción. La que hace que me acuerde de él. Le echo de menos... y nadie se puede hacer a la idea de cuánto.

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